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MITO 1. La Gran Huanca (‘Hatun Wanka’) es una deidad terrorífica

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> La Gran Huanca. Fuente: CyArk

Esta deidad alegre merece un nombre, y propongo llamarle  ‘El Dios que sonríe’.
John Rowe, 1962.

La idea de la deidad terrorífica es una idea popular. De acuerdo a este mito, la imagen representada en la Huanca (nombre que recoge Middendorf en 1895; también llamado ‘lanzón monolítico’) esboza una mueca amenazante, intensificada por los colmillos saliendo de la boca, las serpientes en la cabeza y las manos y pies en garra. Su objetivo: generar miedo al espectador. Esta idea es difundida por algunos guías de turismo y algunos arqueólogos para explicar de manera facilista los mecanismos a través de los cuales la cultura Chavín logró cierta hegemonía cultural en su época al concebir que solo a través de la violencia (ya sea física o simbólica) es la única manera de lograr la cohesión social.

¿Cuál es el sentido de la figura tallada en la piedra central en Chavín? Definitivamente es la representación de algo cuya importancia para la sociedad Chavín era evidente dada su localización central en el centro ceremonial. ¿Qué más se puede inferir de la imagen en forma objetiva? No mucho, pero hay más razones para pensar que es un ser que sonríe en lugar de una representación creada para causar terror. La principal de estas razones es que la figura tiene la mano derecha levantada con la palma hacia el espectador. Más que encontrarnos frente a una imagen del terror arcaico pareciera que estamos frente a una imagen que nos saluda de manera muy similar al Tian Tan Buddha en Hong-Kong.

¿Y si no está saludando y más bien apuntando hacia arriba? Puede ser también, como si la Huanca dijese: «Estamos entre el Cielo y la Tierra»; o quizás: «De la Tierra nos fuimos al Cielo». Quien sabe.

Pero luego, ¿debemos temerle a algo que nos saluda? ¿No es acaso una huanca una piedra sagrada venerada que representa los orígenes y/o ancestros de una comunidad? Semejante a un tótem del noroeste norteamericano o, más cercano en el tiempo y la distancia aún, al monolito Ponce en Tiwanaku.

Si pensamos en esta piedra como una huanca, debemos pensar en Chavín de Huántar más como un centro de peregrinación en donde la memoria del pasado es un referente y se adora porque honrarla es honrar los antepasados, más parecido a lo que ocurre en la existente ciudad sagrada de Lhasa en Tibet en lugar de imaginar paranoicamente una ciudad ficticia de un libro de HP Lovecraft donde habita Cthulhu, deidad extraterrestre que vuelve locos a quienes la ven.

Y tal vez represente más si pensamos como probablemente lo hubiera hecho Mircea Eliade filósofo e historiador de religiones la huanca también representa el axis mundi o  ‘eje’ o ‘centro del mundo’. Un concepto universal que aparece en todas las religiones antiguas del mundo, aún más evidente en las cosmovisiones originarias en las Américas. El axis mundi es el punto de conexión que une el mundo celestial o Hanan Patsa, con el mundo de abajo o Uran Patsa, y con el mundo terrestre o Kay Patsa (el eje vertical). El lugar en donde se encuentran las 4 direcciones, el eje horizontal: Norte, Sur, Este, Oeste. La huanca sería el eje central de un universo que forma parte del entretejido cósmico compuesto por infinitos mundos. En palabras de Eliade (2009 [1965]: 213), es por este eje que «el alma del chamán en éxtasis puede subir o bajar durante sus viajes» para lograr obtener el poder de la curación, abrir las puertas de la adivinación y acceder al mundo divino.

¿Acaso no está la huanca en medio de unas galerías en forma de cruz? ¿Acaso no está tallada en la frente de la imagen una de las primeras representaciones de la cruz andina? No hay que olvidar que Chavín de Huántar es un centro ceremonial, un lugar sagrado. ¿Un cacique con parte de su comunidad va a peregrinar a lo largo de duras semanas de viaje para luego ser aterrorizado y luego volver el siguiente año?

Las huancas eran consideradas «como los protectores y ayudantes de la fertilidad de los campos, a su vez transformaciones de los Huaris (gigantes mitológicos relacionados con la agricultura)» (Millones 1987: 42) o «dobles petrificados de las momias de los antepasados notables» (Bazán 2007: 3). También se le atribuyen funciones astronómicas para llevar el control del tiempo (Fung 1990; Shady 1999). No obstante, la idea que prima es que una huanca cumple una función tutelar hacia la comunidad por parte de los antepasados fundadores. Venerar y ofrendar a una huanca es entonces una veneración y ofrenda a los ancestros y ancestras de un pueblo.

Si, una persona puede asustarse al mirar al ser antropomorfo tallado en la piedra sagrada. Pero una reacción de una persona o de un conjunto de personas al final siempre es subjetiva. Las personas no vemos la realidad tal cual es, las personas vemos la realidad tal como somos, parafraseando a Anais Nin. El paradigma cultural del observador influye en la percepción de la realidad: uno crea su realidad. En estos tiempos de antropocentrismo, una figura semi-humana con rasgos de animal con la mano levantada puede aparecer monstruosa para algunos mientras que para otros un joven de 33 años sangrante y crucificado a unos maderos puede aparecer como una manifestación suprema del amor divino. Cada persona, cada sociedad, ve de acuerdo a su perspectiva cultural, definida tanto en tiempo como lugar. Creer es crear. ¿Cómo podemos imponer interpretaciones desde perspectivas culturales contemporáneas a imágenes hechas desde otra perspectiva cultural que existió hace más de 3000 años? Lo más apropiado es intentar realizar una interpretación desde una perspectiva similar a la de las personas que existieron hace 3 milenios. Y si se hace el ejercicio, lo más probable es que se llegue a la conclusión que las representaciones antropomorfas en Chavín de Huántar -y en otras culturas originarias de las Américas y Asia- fueron utilizadas más con fines de generar admiración y respeto, que terror.

Al final, recordemos la función sagrada de la Huanca: representar al ancestro o ancestros de la comunidad, para honrar su memoria y legado. ¿Cómo sostener una cultura durante tanto tiempo desconectados de la naturaleza, la comunidad y los ancestros?

Carlo Brescia,
Febrero 2013

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> La Huanca, o también llamado el ‘Dios Sonriente’ de Chavín, tomado del libro «Arte Chavín» (Campana 1995). Fuente: Fotos y Figuras

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> Buda de Tian Tan en Hong-Kong. Fuente: Wikipedia

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> La mano derecha con la palma abierta que saluda. Fuente: CyArk

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> Monolito Ponce en Tiwanaku, Bolivia. Fuente: Wikipedia

REFERENCIAS

BAZÁN DEL CAMPO, Francisco
2007. «Las ceremonias especializadas de Veneración a los Huancas». En: SIAN Revista de Arqueología, Nr 18, Trujillo: Instituto SIAN, Editorial Nuevo Horizonte, pp. 3-20.

CAMPANA, Cristobal
1995. Arte Chavín – Análisis Estructural de Formas e Imágenes. Lima: Universidad Federico Villareal.

ELIADE, Mircea
2009 [1960]. El chamanismo y las técnicas arcaicas del éxtasis. Trad. de Ernestina Champourcín. 2da ed. México DF: Fondo de Cultura Económica.

FUNG PINEDA, Rosa
1990. «Le pré céramique récent sur la cote». En: Inca-Perú, 3000 Ans D’historie, Bruselas: Musées royaux d’Art et d’Historie, pp. 90-105.

MILLONES SANTAGADEA, Luis
1987. Historia y poder en los Andes centrales (desde los orígenes al siglo XVII). Madrid: Alianza Editorial.

ROWE, John H.
1962. Chavin Art – An Inquiry into its Form and Meaning. Nueva York: The Museum of Primitive Art.

SHADY, Ruth
1999. «La religión como una forma de cohesión social y manejo político en los albores de la civilización en el Perú». En: Boletín del Museo de Arqueología y Antropología, Lima: Centro Cultural de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, pp. 13-15.